jueves, 22 de febrero de 2018

Retropost #2022 (22 de febrero de 2008): Elecciones

Esto de las elecciones es un ploblema en todo el mundo menos en China, donde hay partido único y saben bien ya a quién votar, y además toman ginseng para no andar desmotivados. Aquí la variedad nos desmotiva, visto lo que ofrece el panorama, variedad de aparatos del Partido y liderazgos carismáticos sin carisma. Cuando no se trata de cenutrios y mangantes sin más. Pero ¿hay que desesperar? ¿Está tomada toda la Galia? Pues claro que sí, esto no cambia de un día para otro, tomada está y seguirá tomada.

Y sin embargo: no—un pequeño pueblo resiste todavía al invasor. Así que mejor que exponer mi programa político, os envío a la web de UPD, que son el partido que voy a votar—ni de izquierdas (de esas) ni de derechas (de las otras) ni de centro—porque unos tipos tan marginales y anticorriente no pueden ser de centro, al menos hasta que saquen representación parlamentaria. Sensatos y antiextremistas sí que son, eso los centra; aunque se queden en la periferia. Mi previsión es que volverá a salir Zapatero el vendedor de humo embotellado, y que no nos pase nada. Pero más útil que votar al PP me parece intentar propiciar que se asiente un nuevo partido de ámbito nacional, y que tenga las ideas claras en contra de los nacionalismos y periferismos chorras que se están apoderando de la política. Regeneración, vamos; al menos en la medida en que sea posible porque la inercia hará que este partido sea pequeñito al principio, me temo. Pero oyéndoles, debería ir a más la cosa. El programa completo puede consultarse en su web. Copio aquí algunas de sus propuestas sobre la Universidad, tema que me toca de cerca:

Programa Electoral 2008

EDUCACIÓN - Universidad

1 - La Universidad española pasa hoy por uno de los momentos más críticos de su yalarga historia de crisis. Casi ninguna universidad española figura en la lista de las 300 más importantes en el mundo. El descenso continuado de estudiantes, iniciado hace casi 10 años, con el consiguiente déficit de financiación y la previsible desaparición de titulaciones e incluso de centros enteros en las numerosas universidades creadas en los años ochenta, el nivel decreciente de preparación científica con que las nuevas promociones de estudiantes acceden a ella, el envejecimiento y estancamiento de su plantilla docente, que hace casi imposible que accedan al profesorado nuevas generaciones de investigadores con brillante curriculum, son algunos de los factores sociales que inciden en la actual situación de inquietud y zozobra permanentes en que la Universidad está sumida. Pero ninguno de ellos es comparable al desconcierto generalizado que en todos los estamentos universitarios han introducido los constantes
cambios legislativos y las reformas de las reformas impuestas en los últimos años. Las disputas políticas entre los dos grandes partidos, con la distorsión que siempre añaden los partidos nacionalistas, han sometido a la Universidad, no sólo a un vaivén legislativo inadmisible, sino a un ritmo frenético en la implantación de las reformas que han impedido el necesario debate público sobre unos cambios que afectan a lo más esencial de su estructura y de su misión.

2 - Un efecto muy negativo de este proceso es la proliferación galopante de una burocracia excesiva y paralizante, con la imposición de cada vez más labores administrativas al estamento docente, que debe dedicar gran parte de su tiempo y esfuerzos a cumplimentar todo tipo de documentos e informes inútiles por redundantes o puramente absurdos: desde currículos que se triplican para diferentes organismos sin la menor coordinación entre ellos, hasta comisiones de nuevos planes de estudios y de evaluación interna sin utilidad conocida. Se imponen objetivos totalmente ajenos a las tradiciones y misión social de la universidad, marginando la salvaguarda y transmisión de ciertos corpus académicos, para someter la enseñanza e investigación a unos criterios de rentabilidad y rendimiento económico inmediato incluso antagónicos con el sentido de muchas carreras científicas y humanísticas, indispensables aunque no sean las más demandadas por el mercado laboral.

3 - Bajo la coartada de la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior se está produciendo, sin suficiente debate dentro y fuera de la Universidad, una transformación de la estructura y el enfoque de la actividad universitaria que exige debate y reflexión. Es muy posible que, dada la inercia habitual de todos los estamentos universitarios, todo quede en una pura superestructura que no afecte a la vida real de la docencia. Por eso
UPyD llama a participar en todos los ámbitos en ese imprescindible debate, a fin de aprovechar la oportunidad de que, por fin, la universidad pueda entrar en un proceso de cambio, que mejore realmente su actividad y logre el reconocimiento y valoración sociales de los que hoy carece. Debate todavía más importante porque las actuales formas de participación han conducido a un alto grado de politización de la universidad, consecuencia del creciente poder de sindicatos vinculados a los partidos tradicionales. En lugar de criterios de excelencia, se están aplicando criterios de sumisión y seguimiento de las consignas políticamente correctas. Esta ingerencia es una de las raíces del problema de la baja calidad de la enseñanza universitaria española.

4 - La integración de España en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se ha constituido, en lo que llevamos de siglo, en el eje de la vida institucional de la universidad. Pero la falta completa de orientación sobre cómo hay que llevarla a cabo y cuáles son las metas concretas que se proponen ha sido una constante del proceso. Tener durante más de un año trabajando a comisiones de decanos y especialistas en la elaboración de catálogos de titulaciones y de libros blancos sobre los contenidos de los títulos, para luego decidir que no hay catálogo de títulos y que cada universidad haga lo que le parezca, denota una frivolidad e improvisación inadmisibles. Medidas tan delirantes como implantar el posgrado antes de que se conozca el contenido de los títulos de grado indica que la Universidad lleva años dependiendo de Ministerios sin criterio y con un llamativo grado de irresponsabilidad, ante los que el universitario medio no reacciona en la medida necesaria. Consideramos que la burocratización de los partidos tradicionales, exportada a la Universidad a través de los ministerios y otros órganos gubernamentales, está en el origen del problema. En otras palabras, la falta de democracia interna en los partidos políticos tradicionales transmitida a las instituciones, resuelta con dosis crecientes de sumisión burocrática cada vez más irracional, está dañando gravemente a la institución universitaria.

DIAGNÓSTICO

1 - La integración en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) no exige modificar por completo el sistema universitario ni en lo que afecta a la estructura y contenido de los títulos ni en los métodos de enseñanza. Se ha engañado interesadamente al universitario español con la supuesta e inevitable necesidad de reorganizar enteramente la vida docente, haciéndola cada vez más semejante a las formas fracasadas de la Enseñanza Secundaria. Dada la experiencia de cambios constantes que la Universidad tiene sobre sí, semejantes pronósticos solo engendran el escepticismo y la indiferencia que hoy se extienden irrefrenables por las aulas.

2 - La recomendación europea de que los títulos de grado tengan un valor específico para el mercado laboral no implica que las exigencias del mercado de trabajo hayan de ser un criterio determinante del contenido de las enseñanzas universitarias. Sin embargo, para los directores de la política universitaria en España, de izquierdas y derechas, la vieja idea del “servicio de la Universidad a la sociedad” significa hoy casi exclusivamente “satisfacer las cambiantes necesidades de empleo de las empresas”. La carrera en pos de “nuevas titulaciones” obedece a ese único designio. Pero la Universidad sirve a la sociedad ofreciendo creación y transmisión de conocimientos, programas de trabajo sólidos y contrastados, formación cultural de alto nivel, para los que ya casi no queda más espacio social que la universidad.

3 - El cambio que la Universidad necesita hay que buscarlo en la renovación de sus estructuras y en los controles de calidad para que ejerza realmente su labor, no esperarlo todo de la adaptación al mercado. La tendencia a convertirla en una Escuela de Formación Profesional según el modelo de las Escuelas de Negocios es contraria a la tradición europea y reduce la misión social de la Universidad.

4 - La universidad debe convertirse en el elemento rector del proceso de evaluación de la producción científica y cultural, como ha sucedido en EE.UU. y ha sido la principal causa de su hegemonía científica y cultural.

5 - La adopción del crédito europeo para favorecer la elogiable movilidad del estudiantado y la homogeneidad de los estudios, ni requiere ni autoriza el patrón pedagógico uniforme que se está imponiendo en España –no en otros países- y que conduce de manera férrea la reforma universitaria. Nos encontramos ante la paradoja insostenible de que, mientras se abandona toda posibilidad de determinar mínimos comunes de contenido científico a los planes de estudio, se establece una rígida metodología técnico-pedagógica, instituida en verdadera jerga burocrática, perceptible en todos los documentos oficiales, desde decretos hasta simples formularios. Es esa rígida concepción pedagógica de la reforma lo único verdaderamente común en todo el territorio nacional.

PROPUESTAS

1 - Establecer, en diálogo con las Universidades, un catálogo oficial de titulaciones, cuyos contenidos, con las variaciones imprescindibles, sean determinados por comisiones de expertos en los diversos ámbitos científicos. Si la pretensión fundamental es establecer parámetros objetivos homogéneos para favorecer la movilidad y el intercambio, son los campos científicos concretos de trabajo y su nivel lo que permite ponderar la equiparación. Rechazamos que los criterios para “verificar” la validez de una titulación sean puramente formales, burocráticos y pedagógicos. El Ministerio de Educación tiene que asumir su responsabilidad y afrontar los problemas. El temor a la presión nacionalista no puede justificar esa dejación.

2 - Los planes de estudio se diseñarán de acuerdo con el contenido objetivo de los ámbitos de conocimiento respectivos en su estado actual. La inmediata empleabilidad del titulado no puede ser el criterio primario que rija todo. Las Agencias de Acreditación no deben imponer como criterio de calidad de una titulación la financiación externa empresarial, o el número de profesionales no universitarios en su plantilla de profesores. Estos criterios, en cualquier caso, no deben extenderse por igual a todas las titulaciones universitarias.

3 - La relación con la empresa debe, en cambio, fomentarse al máximo en el ámbito de la investigación y de los períodos de prácticas.

4 – Liberar la reforma del esquema pedagógico que prima habilidades, competencias y destrezas sobre la adquisición de conocimientos objetivos. Es falso, contra lo que se da a entender, que el espacio europeo de educación superior exija esa pedagogía vacía y huera, que ya ha demostrado en la enseñanza primaria su incapacidad (¿hay una destreza más elemental que comprender lo que se lee? Y sin embargo el fracaso de tal pedagogía para adquirirla es sobrecogedor). Por ello, es imprescindible delimitar el contenido exacto del crédito europeo y sus equivalencias con el crédito actual, lo que no requiere directrices pedagógicas determinadas.

5 - Aprovechar el cambio introducido por el crédito europeo que centra el cómputo de horas en el trabajo del estudiante para superar inercias básicas como la preponderancia en la práctica docente de la clase magistral y el aprendizaje de apuntes, introducir cuantas formas docentes y de trabajo del estudiante sean necesarias para mejorar el rendimiento a partir de la experiencia real de la docencia, y aumentar el nivel de exigencia a los alumnos y profesores estableciendo los controles necesarios.

6 - Dado que el crédito europeo exige una dedicación exclusiva al estudio, garantizar un sistema de becas y créditos suficiente que permita al estudiante emplear realmente en su trabajo las horas que el crédito exige.

7 - Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación
7.1 - Tanto la LOU como su reciente reforma han dado un papel decisivo a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación en la función de evaluar la docencia, la investigación y la validez de las titulaciones, estableciendo así una especie de correctivo de la autonomía de las universidades. Las autonomías se han apresurado, naturalmente, a establecer las suyas. Nada tenemos contra la idea de un control exterior de la actividad universitaria. Por el contrario, creemos que tiene, además, que reforzarse el control interior y la evaluación por parte de las Universidades de su propia labor, actualmente casi inexistente. La experiencia habida hasta el momento muestra, sin embargo, que el traslado de las responsabilidades de control y evaluación desde el Ministerio de Educación y las consejerías autonómicas a las mencionadas agencias, si bien ha organizado con mayor efectividad los procedimientos, ha producido dos efectos claramente perversos:
a) - Por ser entidades completamente ajenas a la estructura normal de Universidades y administración política, resultan inaccesibles al universitario
medio, que se limita a ser sujeto pasivo de directrices emanadas de un ente remoto y opaco.
b) - Su rápida proliferación ha dado lugar al establecimiento de una nueva casta, una tecnoburocracia de “especialistas en evaluación”, cada vez más alejada de lo que pretende evaluar, la docencia y la investigación reales. Es esta nueva tecnocracia la que realmente impera en la Universidad y a la que se someten sin rebozo todos los estamentos universitarios, que adoptan miméticamente su lenguaje convencional y esotérico, sin el que hoy parece imposible emprender cualquier acción significativa. ¿Quién vigila a los vigilantes? ¿Qué grado de control social, político y universitario se prevé para las Agencias de Acreditación?
7.2 - UPyD propone el establecimiento de procedimientos para que la comunidad universitaria, a la vez que se somete sin recato al control externo, pueda, a su vez, exigir responsabilidades y participar en la elaboración de los criterios por los cuales va a ser enjuiciada su labor y en la selección del personal de las agencias. La selección debe seguir en cualquier caso criterios de excelencia libres de ingerencias partidistas y burocráticas.

(...)

No se puede esperar coincidencia total con el programa de ningún partido político, quizá, que ha de surgir de posturas consensuadas y puntos de vista diferentes. Pero esto lo firmaba yo.

Para voto útil, votar a quien te convence y te parece gente razonable. Aunque sea para estar en la eterna minoría.




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