sábado, 18 de febrero de 2017

Asalto a la frontera

Otro asalto más a la valla de Ceuta—como sucede continuamente aquí y en Melilla, las únicas fronteras africanas de Europa. Ayer, 500 africanos saltan la valla de Ceuta, con bastantes heridos tanto entre los invasores como entre los policías que intentaban impedir el asalto masivo, con los medios limitados que les autoriza a utilizar la ley española. Esto viene pasando con cierta frecuencia.





Herrero, Luis, et al. "Noticias de Herrero: Unos 500 inmigrantes acceden a Ceuta." EsRadio 17 Feb. 2017.*
         2018

Mi opinión sobre uno de los meollos de la cuestión (que por supuesto es compleja):

Estos asaltos se producen por una ley española absurda, que es garantista con los inmigrantes ilegales aunque conste flagrantemente su entrada irregular en España. Al estar prohibida la expulsión inmediata de quien entra ilegalmente, pasamos ya de una cuestión policial a una de tribunales: centros de acogida, a mover papeles, iniciar procedimientos administrativos, etc.

Con lo cual, la frontera se convierte efectivamente en un concurso de salto de altura y de obstáculos. Gana quien pone pie en España, porque luego ya encontrará una manera de fugarse del centro de inmigrantes, o de pasar de Ceuta a otra comunidad española.

Mantener el garantismo para este tipo de asaltantes masivos, en lugar de aplicar la expulsión inmediata de quien asalta la frontera, es invitar a que se sigan produciendo este tipo de asaltos. Es una ley de inmigración vergonzante, que no distingue entre quien está sin papeles y quien asalta violentamente la frontera y que por tanto da lugar a escenas vergonzosas. Mucho más justa sería una ley que hiciese desistir a los asaltantes de fronteras, y diese garantías únicamente a los inmigrantes legales. O que al menos tuviese especial severidad con quienes asaltan las fronteras, y les aplicase la expulsión inmediata, en lugar de invitarles a jugarse una apuesta peligrosa con una ley absurda, que impide a la policía vigilar la frontera de manera efectiva. Es una ley que lleva a jugarse el tipo con proezas de salto de altura y de equilibrismo, donde el más ágil y con menos escrúpulos se gana el acceso a Europa. Es una ley que además de injusta es, en efecto, autodestructiva—como tantas leyes y prácticas habituales españolas.

En lugar de poner cuchillas en la frontera, dicten leyes eficaces contra quienes la asaltan violentamente. Habrá menos asaltos, y menos heridos, y más coherencia. ¿Que quieren pasar a España? Pues hagan cola, con los demás, y rellenen los papeles. Eso es justicia, lo otro es una tomadura de pelo a quienes se atienen a las leyes, por no decir una merienda de negros.



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