jueves, 29 de octubre de 2015

Golpe de estado con armas

Sobre el golpe naci de Cataluña.

Muchas cosas hay absurdas en el golpe de Estado secesionista de Cataluña, pero me centraré en una sola, un "pequeño detalle" que al parecer pasa desapercibido a muchos analistas. Me ahorro otros comentarios sobre el prominente ´hecho diferencial´ de los nacionalistas catalanes que, a decir de Boadella, es la xenofobia.

En la misma ceremonia de apertura de la nueva legislatura, en el Parlamento catalán, la presidenta proclamaba la República catalana in fieri, y se iniciaban  (una vez más) los trámites "legales" para la secesión. Aclararé primero que considero que es ésta una maniobra sin ninguna posibilidad de apoyatura legal —y me refiero a legal en la la legislación española. Se trata de la apropiación, desviación y perversión de las instituciones democráticas españolas para otros fines, los de una coalición de nacionalistas extremistas y socialistas catalanistas, una cóctel infumable al que por abreviar y aclarar llamaré los nacionalistas-socialistas o los nacis. Otros nombres se podrían elegir, por ejemplo, teniendo en cuenta el componente republicano —los nanos, quizá— o los futuros estrellados,  si nos atenemos a la bandera agitada, una súbita inspiración que les llegó tras treinta años de agitar senyeras y de hacernos creer que era aquélla su bandera.

La maniobra se apoya en una nación catalana, inexistente políticamente, para crearla. Es un ejercicio de bootstrapping como dicen los ingleses, consistente en levantarse a uno mismo del suelo tirando de los cordones de los zapatos. Se puede hacer, si tiras lo bastante fuerte—se hace, guerra mediante, cada vez que se secesiona una nación de otra, por ejemplo en las Américas. Hay que crear el nuevo estado invocando una legalidad que no existe, e imponerla para que exista. (Ver, para más disquisiciones al respecto, a cuenta de la Declaración de Independencia norteamericana, mi Aclaración de la Declaración).

Considerando esto, cabe observar que los nacis están apropiándose de unas instituciones y de unos puestos y poderes públicos creados para otros fines, y desviándolos de su finalidad. A los insultos a la lógica, a los perjurios a la Constitución, a la prevaricación, etc., hay que añadirle pues una gigantesca maniobra de desviación de poder, orquestada desde las mismas instituciones que pretenden suprimir (un parlamento autonómico y un gobierno local). Pero no abundaremos más en lo obvio.

Lo que quiero subrayar, el pequeño detalle, es que esto no se hace de modo pacífico, o "sin armas" (como decía García Albiol, y piensan al parecer todos los demás). No se hace una revolución sin armas. Puede que no se pegue un tiro, pero las armas están allí. El gobierno catalán tiene transferidas las competencias de seguridad, y por tanto el poder coactivo de aplicar la ley en su territorio (su ley, sea la que sea en la práctica). Por tanto, en el mismo acto de desviación de poder y perversión de las instituciones va implícita la apropiación súbita de la fuerza coactiva que pertenece al Estado español  y a una de sus administraciones, y se la vuelve contra él. Aunque de momento no anden los mossos a tiros con la guardia civil, y aunque confíen sus jefes en que ese momento no va a llegar nunca, por dejadez y cobardía de las autoridades de Madrid, que siempre evitarán la confrontación directa, como han venido haciendo hasta ahora.

En suma: el golpe de Estado es de por sí, un golpe violento, pues supone un cambio del titular del derecho de violencia institucional, y de las fuerzas del orden encargadas de garantizar ese derecho. Si el gobierno catalán amaga con imponer una ley, es porque cuenta con que tendrá el poder coactivo para hacerlo, es decir, la violencia institucionalizada que lo sostenga, el monopolio de la fuerza que corresponde al estado de derecho.  Por mucho que sea un golpe que se pregone inocente y educado, es un golpe dado con las armas, con la confianza de que se tienen y de que se impondrá la nueva ley a quien disienta dentro del territorio. Fuera del territorio, se da por descontado que no tendrán problemas por incomparecencia del rival—y hasta ahora no van desencaminados.

Se está dando un golpe de Estado con las armas en la mano, YA. Y, por cenutrios que sean los artífices, me resisto a creer que también a ellos se les haya escapado este detalle, que posiblemente esperan que vaya a pasar desapercibido para los demás.











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