miércoles, 21 de septiembre de 2016

Retropost #1149 (21 de septiembre de 2006): Me expulsan del Doctorado

(Aquí un retropost de esos que tuvieron consecuencias, y larga historia. Hace diez años me expulsaron del programa de Doctorado con una normativa (ilegal) ad hoc. Aunque gané el caso en los tribunales cinco años después, de hecho ya no he vuelto a participar en el programa de Doctorado de mi departamento. Ni creo que vuelva. Esto pasaba en 2006, tras una serie de desencuentros previos con el ala catedrática del departamento).


Me expulsan del Doctorado

Publicado en Departamento. com. José Ángel García Landa


Hoy hemos tenido una reunión del programa de doctorado "Estudios textuales y culturales en lengua inglesa 2" para tratar la adaptación de los estudios de doctorado de nuestro departamento al nuevo Real Decreto de estudios de postgrado y sus desarrollos locales.

En sustancia, resulta que tenemos demasiados estudios de postgrado y muy pocos estudiantes. Así que pasamos a la lucha por el Lebensraum y al darwinismo académico: la supervivencia del más apto... o, mejor dicho, del mejor adaptado a su medio local (aunque sea un medio enrarecido).

Ha empezado la reunión con un informe del Director del departamento (que no es miembro de este programa de doctorado "de literatura y cultura"), invitado a la reunión para exponer su intención de proponer un nuevo máster más (¿otro? ¡otro!) esta vez en Lingüística aplicada de la lengua inglesa para profesionales. E insertarlo, cómo no, en el programa oficial de postgrado ya aprobado de Estudios Ingleses. Hasta aquí todo normal, habida cuenta que la propuesta interdepartamental de máster oficial de traducción que se hizo el año pasado no cuajó (y se reorientó el programa como un estudio propio de la universidad, con un éxito en su arranque tirando a moderado: una docena de alumnos).

Bueno, pues la propuesta del Director de presentar un máster de lingüística para que haya un segundo ciclo de lingüística inglesa en nuestro departamento y tengan docencia de postgrado los profesores de lingüística, etc., ha sido poco menos que abucheada por los profesores del programa éste, que es básicamente de literatura y cultura. Se le ha comunicado al Director que la propuesta era muy mal bienvenida, y que los profesores de este máster no deseaban que hubiese otro máster (... que les vaya a hacer la competencia, claro). Cuando se propuso el máster de literatura y cultura ("Estudios Textuales...") ya me opuse yo a su composición y a los criterios, y a sus ambiciones de fagocitar todo el alumnado para una línea de estudios que no es la más demandada por los estudiantes de este departamento. Hasta presentamos con Beatriz una propuesta de máster de Filología Inglesa más equilibrada en el peso que daba a la lengua y a la literatura.

Naturalmente, lo que se le ha dicho al Director no es que se quiere despejar el terreno alrededor del máster de Estudios Textuales para que sea en la medida de lo posible la única opción de postgrado para nuestros estudiantes de Filología Inglesa. Se ha hablado de concentrar esfuerzos, etc., y de la calidad, el famoso discurso de la calidad estandarizada con el cual nos llevan hinchando las orejas desde el Ministerio para orientar los esfuerzos del personal en la dirección deseada. Se ha recordado a los profesores de Lingüística que tienen insuficiente calidad, pocos tramos de investigación reconocidos y pocos proyectos de investigación subvencionados. Así que en un ambiente de dura competencia impuesto por la normativa autonómica y de la ANECA, tienen que ser los proyectos con marchamo de Calidad los que salgan adelante, y se procurará que el Departamento no proponga ningún otro estudio que los avalados por la Calidad Oficial.

En sustancia, la propuesta que ha salido adelante (con mi único voto en contra) es la siguiente: en el postgrado de Literatura sólo van a poder dirigir tesis doctorales, e impartir docencia en segundo ciclo, los profesores que cumplan a la vez estos dos requisitos:

-
Tener dos sexenios de investigación reconocidos.
- Estar participando actualmente en un proyecto de investigación subvencionado por organismos oficiales.

Bueno, igual miento: resulta que la docencia de postgrado (según aprobó nuestro obtuso departamento) la podían impartir también los profesores que fuesen invitados personalmente por estos profesores de Calidad Oficialmente Certificada. Me pregunto si a la dirección de tesis también se aplicará esta excepción: que los amigos invitados por los Catedráticos y de los Titulares Proyectados sí puedan dirigir tesis, y los demás no.

Así que, después de doctorarme hace dieciocho años, de impartir ya ni sé cuántos cursos de doctorado, de dirigir una tesis doctoral (sólo una... porque esa es otra, a los mejores estudiantes con visos de hacer tesis también se los llevan los catedráticos como un vortex, todo el mundo sabe lo que le conviene—y así no es fácil dirigir tesis aquí)—después, digo, de presidir durante años la Comisión de Doctorado del Departamento, ser miembro de la Comisión de Doctorado de la Universidad, dirigir dos años el programa de Doctorado del Departamento, teniendo dos sexenios de investigación, habiendo participado en cuatro o cinco proyectos de investigación nacionales, blablabla, — resulta que de repente no puedo ni dar clases de segundo ciclo ni dirigir una tesis doctoral en mi departamento.

Y estos criterios, propuestos por los catedráticos por interés propio (un catedrático en condiciones quiere leyes feudales, si es posible, y que tengan a la plebe bien aherrojada)—son aceptados sin chistar, para empezar, hoy, por los profesores titulares, ayudantes, etc. que en muchos casos son conscientes de la injusticia y el absurdo de semejante medida. Pero chitón.

A ver, por decir nombres: esta normativa les parece muy bien, supongo, a los doctores que estaban en la reunión y la han aprobado: los catedráticos Dra. Onega, Dr. Collado, Dr. Deleyto (—prácticamente las únicas personas que hablan en estas reuniones al margen de los disidentes como yo). Y a los profesores que la han apoyado: Dra. Nadal, Dra. Herrero, Dra. Cornut-Gentille, Dra. Martínez Falquina, Dra. Martínez Alfaro, Dra. Arizti, Dra. del Río, Dra. Loyo. Y le parece muy mal al Dr. García Landa, única voz en contra hoy. Veremos si los demás profesores del Departamento aceptan su pase al banquillo con la mansedumbre que de ellos se espera. La Dra. Onega ha explicado que los absurdos requisitos ministeriales nos obligan a tomar estas medidas. Yo he replicado que ningún requisito ministerial apoya o justifica las decisiones absurdas que adopta nuestro departamento por iniciativa propia y bajo su única responsabilidad. Son decisiones y actitudes como éstas las que convierten la vida en la administración en un proceso y la universidad en un castillo kafkianos.

Hay que recalcar que estos extraordinarios criterios no se basan en ninguna normativa legal al margen de la autoimpuesta en nuestro departamento por los catedráticos y seguida mansamente por la mayoría de los profesores (queden o no excluidos por esos criterios). Si la LOU introdujo los tramos de investigación como criterio para algunas cosas (criterio criticado), nuestro departamento se ha abalanzado sobre la idea, resultando ser más papista que el papa cuando le conviene a las fuerzas vivas. Claro que, imaginemos, si de repente por lo que fuese no se renovase el proyecto de investigación de uno de los catedráticos, rápidamente cambiaría la normativa de lo que determina la calidad ad hoc... no iba a estar nuestra catedrática autodeclarándose incapacitada para dirigir tesis, claro. La calidad bien entendida empieza por uno mismo.
 
Y esta normativa del grupito controlado más de cerca por los catedráticos va a ser la moto que se intente vender al Consejo de Departamento (en plan toma esta cuerda y ahórcate, que no tienes calidad). Y tenemos un departamento con la autoestima moral tan castigada, tan acostumbrado a dejar pasar las injusticias y a comulgar con servidumbres, inercias y ruedas de molino, que es muy posible que hasta se apruebe esta desdoctoración de los doctores por amplia mayoría. Ya tuvimos un preaviso con el máster del año pasado. Claro que esto irá recurrido ante el Rectorado inmediatamente, pero, en mi experiencia, el Rectorado tiene una cierta tradición de dejar hacer en estos casos y permitir que quien manda mande—a sus anchas.
 









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