lunes, 30 de mayo de 2016

Retropost #961 (30 de mayo de 2006): Seccionando el departamento



Hoy hemos tenido un maratoniano Consejo de Departamento regido por la confusión, el hastío, la repetición y el enfascamiento en normas administrativas mal entendidas o mal aplicadas. . . una pesadilla sartreana, verse huis clos con tanta gente hablando fuera de turno de palabra, examinando innumerables actas llenas de procedimientos administrativos erróneos o contradictorios, cada cual ciego con su tema particular, y todo el proceso bajo el manto de la Confusión. . . buf.

Nuestro Director ha presentado un informe de gestión que, sometido a votación secreta, ha sido aprobado por un estrecho margen (muchos votos en contra, que junto con varios votos en blanco sumaban más que los votos positivos). He solicitado yo la votación secreta, como vengo haciendo con cierta frecuencia para asuntos departamentales. A veces los resultados que se obtienen con votación secreta sorprenden por sus espectaculares diferencias con respecto a los que hubieran sido de esperar si cada persona hubiera tenido que expresar su opinión abiertamente. Así va la Administración.

La decisión más importante que se ha tomado ha sido la de establecer secciones departamentales. La ceremonia de la confusión hasta que se ha llegado a la votación, y el resultado también es curioso. El reglamento de la Universidad prevé que se establezcan secciones atendiendo a tres razones: 1) la ubicación geográfica de los centros (son las secciones que había hasta ahora, en Huesca y Teruel, pero han quedado suprimidas), o bien por áreas de conocimiento, o bien por organización de la docencia.
Pues áreas de conocimiento tenemos dos, Filología Inglesa y Filología Alemana, pero se ha denegado a los de Filología Alemana la posibilidad de constituirse en sección aparte. También, como digo, se han suprimido los criterios geográficos (luego veremos qué consecuencias tiene esto para repartir la docencia, que Aragón es grande. . .)

Yo proponía, aparte de conservar las secciones geográficas por su pertinencia evidente, establecer estas secciones:

- Filología alemana
- Filología inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras
- Inglés para Educación (Facultad de Educación)
-  Inglés para fines específicos (resto de los centros, cerca de 20). 

Y en cambio se ha introducido el criterio de las "subáreas": Lengua y Lingüística inglesa por un lado, Literatura y Cultura por otro. . . y un tercer grupo, Lengua para fines específicos, donde han ido a parar los de alemán y centros dispersos. O sea que se ha institucionalizado la división "extraoficial" que se venía aplicando para algunas cosas en el Departamento. . . para algunas cosas, pero no precisamente para la organización de la docencia, porque esa la hacen las dos supuestas "subáreas" conjuntamente. En fin, que no sé qué uso se pretenderá hacer de esta división que ni parece operativa ni justificada por la normativa.

Pero es lo que ha decidido la mayoría, con oscuro criterio. . . así que a misa. Sí responde a una voluntad bastante arraigada en nuestra la profesión de identificarse como "lingüistas" o "literatos", pero en ningún caso como "filólogos". Establecer una división interna en Filología Inglesa es prioritario con respecto a cualquier otra consideración. A mí que no me pregunten por qué. . . pero al ser una división imaginaria a nivel de la reglamentación oficial, tiene la gran ventaja de que puede aplicarse (ateniéndose a nuestras normas) o ignorarse (ateniéndose a normas administrativas de categoría superior) según convenga en cada caso. Se ha venido usando desde hace tiempo como un demonio de Maxwell que permite orientar la circulación de partículas departamentales en las direcciones deseadas por los estrategas. Por lo menos ahora lo tenemos sobre el papel para verle la cara: hasta ahora funcionaba de modo totalmente extraoficial.

Durante la reunión del Consejo he intervenido en distintas ocasiones, pero dos merecen mención: 
- Una. Se tenían que presentar alegaciones a las nuevas titulaciones propuestas por el Ministerio, entre ellas, a la titulación que se nos impone para suprimir nuestra titulación propia de Filología Inglesa, la llamada "Lenguas y Literaturas Modernas". Existe un consenso nacional, al cual se ha sumado nuestro departamento, para rechazar esta titulación como sustituta de nuestra titulación propia de inglés. Pues bien, esto no se iba ni siquiera a mencionar si atendemos a las alegaciones que presentaba nuestra Comisión de Planes de Estudio; alegaban que no nos pedían opinión sobre eso. . . ¡pues claro! - les he dicho. Ese es precisamente el asunto, que jamás se nos va a pedir opinión al respecto. Se va a suprimir nuestra titulación con nuestro visto bueno implícito, al no existir ningún acto administrativo donde el Departamento pueda expresar su disconformidad. Y tras muchas resistencias he conseguido que el Departamento acceda a expresar en este momento, a la hora de opinar sobre las nuevas carreras propuestas, su oposición a que se suprima nuestra titulación específica de Filología Inglesa sin sustituirla por otra nueva igualmente específica. Esto es surrealista, pero es así: a la hora de opinar sobre la nueva carrera, el Departamento ni siquiera iba a mencionar el "pequeño detalle" de que no queremos que se suprima la carrera de inglés que imparte y que le es propia por su área de conocimiento. Esta ceguera de los funcionarios haciendo sus funciones delante del árbol y perdiendo de vista el bosque no es local, sino sistemática. De hecho, a nivel nacional la profesión no ha cerrado filas en torno a la defensa de su licenciatura de Filología Inglesa, lejos de ello. . . sino que, aceptando la mayor, que la Filología Inglesa era una antigualla a suprimir, proponían la creación de una nueva carrera de "Estudios Ingleses". Bueno, algo es algo. De hecho, la mayoría no se consideran filólogos. Pero partiendo de ese nivel de autoconciencia, así nos está yendo.

También solicité, y se aceptó, que en las alegaciones a las propuestas de títulos, donde diga "formación en una segunda lengua no nacional de interés científico" o cosa semejante, digamos (ya que somos el área de inglés), formación en inglés (u otra lengua de interés científico). Si hasta Zapatero habla de que va a subvencionar el aprendizaje de inglés hoy en el Debate sobre el Estado de la Nación. Claro que más le valdría a Zapatero decirle a sus ministras que no lo supriman como carrera universitaria, visto que es él quien establece el mapa de las titulaciones de Filología.
- Dos. Con ocasión de la implantación del nuevo máster para el año que viene, he querido recordar al Departamento que el año pasado (y el anterior) se inhibió de afrontar coherentemente la organización de su nuevo plan de estudios.  Sin tratar nunca el tema oficialmente y donde correspondía, en el Consejo o en la Comisión de Planes de Estudio (que no se reunió en años, prudentemente desconvocada), se dejó en manos de grupos de profesores y de intereses específicos el diseño de propuestas de Máster. Y de esa dejadez interesada ha salido el resultado que tenemos ahora: que cuando nuestro primer ciclo de Filología Inglesa ya no será probablemente una titulación propia, el segundo ciclo se ha convertido en un máster de literatura y cultura inglesa, un máster que responde a los intereses de algunos profesores influyentes, pero que no es el tipo de máster que necesita ni Aragón, ni la Universidad, ni este Departamento para formar coherentemente a los estudiantes. Ahora bien, si se deja que actúen las fuerzas vivas, sin debate público, y a la hora de votar va todo el mundo a piñón fijo. . . pues es lo que acaba pasando. Supongo que la muchos estarán encantados, claro, esto es cuestión de opiniones; lo triste es que la mayoría ni sabe ni contesta, ni opina, por si acaso, y el debate sobre estos pequeños detalles de qué tipo de carrera de inglés queremos enseñar, etc., brilla por su ausencia en el Departamento. Salvo en petit comité, si es que el petit comité se lo plantea en esos términos. 

En fin, con esto de los másteres a la americana en el contexto español, lo que estoy viendo es que está desapareciendo o fosilizándose lo mejor del ámbito administrativo público donde se supone que se debía decidir sobre la organización de los estudios (el Consejo de Departamento, la Junta de Facultad) y que se ha cedido este ámbito de diálogo de los especialistas sobre una base de igualdad, para reforzar la influencia de las cátedras y sus satélites, corrillos y círculos de contactos y relaciones endogámicas y personales, a las camarillas que deciden quién está "in" y quién está "out", por su mejor o peor inserción en el equipo, espíritu de colaboración o armonía con los objetivos del grupo. Y las cosas, a discutirlas en grupos de enteradillos, o de boca de druida a oido de druida. De momento, muchos estarán así más contentos, no me cabe duda. Pero no sé si esto entraba en los cálculos de los reformistas, si éstos prevén que sea una fase transitoria o si ha de regirse así quedarse así la universidad de calidad esa del futuro que nos anuncian, en plan survival of the fittest interpretado en clave del corralillo nacional. 

Otra noticia que me llega por el correo, también síntoma de los tiempos supongo:

El Rector de la Universidad de Zaragoza  ( . . . ) cambiará cigarrillos por chupa-chups y piruletas de chocolate MAÑANA miércoles a las 10,00 horas en el Campus de la Plaza San Francisco. 

Es pintoresco, es americano, es el futuro. Lástima que aquí nos pilla esto sin radical innocence.




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