viernes, 13 de agosto de 2010

Inception


Por cierto, sí vi Inception / Origen, la aclamada película de Christopher Nolan, después de haber visto hace poco El caballero oscuro, y ambas me han gustado. Podría haber ido a repetir Origen otra vez, que no estaría de más (las malas lenguas dicen que es una película diseñada para conseguir dos ingresos de taquilla por espectador)—con Álvaro y Beatriz que fueron a verla ayer, pero en su lugar me fui con los pequeños a Toy Story 3, que también recomiendo y recomiendan ellos. Y eso que Ivo tenía muchas ganas de ver Origen, aunque iba avisado de que supondría un reto para su redonda cabeza.


Aquí hay una reseña de Roger Ebert, para quien lea inglés y no sepa de qué va la fiesta. Y aquí otras más elaboradas, una de David Hudson, otra de Vanessa Thorpe y otra de David Bordwell y Kristin Thompson. Ésta con interesantes apuntes narratológicos, y hasta una interpretación con referencia a la teoría de las múltiples inserciones de representaciones mentales de Robin Dunbar. Cierto que la película es una obra de arte de construcción compleja, y una mina para los aficionados a las paradojas narrativas y a los relatos con múltiples niveles, como yo.

De la reseña de Ebert, lo que más modificaría yo es esa noción de que la película es tan original... está hecha íntegramente (como todo, decía Barthes) de materiales reciclados, entrecruzados y recombinados. Algunos de ellos de películas previas de Leonardo DiCaprio, según entiendo—hay que cuidar el Star System. Y las peleas espectaculares con efectos de gravedad cero, el argumento de videojuego, los paisajes imposibles, los niveles de realidad, la duda ontológica sobre si el mundo es sólido—todo se puede encontrar en películas anteriores. Citemos así rápidamente: Total Recall, Solaris, eXistenz, Abre los ojos / Vanilla Sky, The Matrix, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, La memoria de los muertos, El imaginario del Doctor Parnassus, World Builder, o aquélla de Robin Williams sobre el mundo de los sueños... con angustia de pérdida de pareja incluida, en estos casos. Eso sí, Inception está muy bien hecha en todos sus aspectos, y si hay costuras están bien alisadas. La pequeña señal ambigua del final, la peonza que termina o no termina de girar, y nos deja con la duda de si hemos llegado a la realidad o estamos atrapados todavía en una ficción onírica—y lo estamos, claro, pero por poco tiempo, porque pronto termina la película, y el cine es el modelo de ficción onírica que inspira todas estas ambivalencias de la realidad.... La pequeña señal, digo, la peonza, me recuerda al caballito de papiroflexia que aparece al final de Blade Runner—una pequeña pista de que quizá la realidad que hemos estado viviendo por delegación admite ser interpretada de otra manera. También es, claro, como el beso final de Total Recall, un homenaje a la ficcionalidad del cine y su capacidad para hacernos vivir mundos dentro de mundos.

En cuanto a mí, todo el que me conozca sabrá que Inception sí siembra hábilmente dudas sobre si, una vez despertamos a la realidad de la sala, y los zombis abandonan el local como decía Mecano—sobre si hemos vuelto realmente a la realidad, o seguimos atrapados en un sueño apofénico, en el que oscuras señales nos dan pistas de que estamos viviendo una realidad virtual artísticamente diseñada por el Genio Maligno. Recordemos la inquietante investigación filosófica de Nick Bostrom, "Are You Living In a Computer Simulation?". Son estas dudas a la vez un tema eterno—que toda la vida es sueño— y un Leitmotiv de nuestros tiempos acelerados por la realidad virtual y los niveles de representación insertos unos dentro de otros, la facilidad para manejarlos que nos han dado la novela, el cinematógrafo y la cibernética. Inception se pone sus propias normas, arbitrarias, claro—la diferencia de duración entre los tiempos de un nivel y otro, la permeabilidad de los niveles de sueño, que da lugar a divertidas correspondencias entre una realidad y otra, las arquitecturas paradójicas que son una especie de símbolo visual de la película misma... todo manejado con una soltura y un acabado que son los que le han dado a esta película el éxito que ha tenido, no pensemos que es el tema cartesiano (ése de la duda sobre la sustancialidad de la realidad) el que más vende en cine, por muy sustancialmente cinematográfico que sea. Y lo es—esta película, lejos de ser original como creía Ebert, es una obra de género, de un género, el de las múltiples realidades, que se ha ido asentando poco a poco en el cine, que asoma mucho en algunas películas como ésta, y menos explícitamente, apenas esbozado, en otras—pero con el cual el cine ha encontrado un auténtico filón, una vocación—y un puente más que lo une a nuestra experiencia cotidiana, que una vez la interpretamos como lo que es, es compleja, y nos lleva a lo largo del día, y de la noche, a través de múltiples mundos virtuales, ensoñaciones, imaginaciones, pesadillas y despertares—abre los ojos—parciales, antes de ese gran despertar al sueño eterno que es la muerte.

Dos detalles. La exposa de Cobb/DiCaprio, interpretada por Marion Cotillard—Mal, creo que se llamaba—ha acabado confundiendo sueños y realidad, con todos esos experimentos metaficcionales, y se suicida creyendo que así va a salir al mundo exterior fuera de todos los sueños. Sólo logra, claro, morir—y seguir viva únicamente como personaje del mundo más profundo de los habitados por Cobb, un mundo que va arrastrando en secreto a través de todas sus labores y trabajos de fino ingeniero—pero que no cesa de producirle interferencias y de poner en peligro la estabilidad de todos los demás mundos en los que habita. En el centro de todas las redes de mundos de Cobb, allí está la femme fatale, la araña o mujer monstruo de quien no puede escapar, a la vez añorada y temida—con ella vivió una vida entera, virtual, y llegó por lo que se ve a celebrar las bodas de oro y a morir de viejo con ella—antes de verse arrojado a través de otras dimensiones en las que eran otras vidas las vividas. Todos los tiempos de la vida (de la real y de las posibles) son virtualmente simultáneos, en cierto modo, y también eso lo recoge la película, esa eternidad del recuerdo o esa simultaneidad de los muchos mundos mentales en que habitamos.

Y el otro detalle: la idea que quiere implantar Cobb, como encargo de Saito, para acabar con el imperio concurrente. La duda sobre cómo haría Fischer Jr., el joven heredero capitalista, para no decepcionar a su padre Fischer Sr. Pues el joven heredero tiene una relación problemática con su padre, y ése es el punto débil a atacar, según Cobb y Saito. Se le hará creer que Fischer Sr. estaba decepcionado con Jr. porque no había intentado vivir su propia vida, sino únicamente imitarle a él y seguir sus pasos (que llevan a la decepción). Aquí hay una escena que retoma un tema de Ciudadano Kane: el millonario moribundo nos da una señal que remite a la infancia—Rosebud—pero en este caso no a la propia infancia, como señal de su insatisfacción con su propia vida, sino a la infancia de su hijo. Guarda el anciano agonizante, en la caja fuerte, el testamento que anula sus disposiciones anteriores sobre su fortuna, y también un molinillo de viento de su hijo cuando era pequeño. Como señal de la decepción que supone que crezca todo hijo, supongo, pues no queda claro aquí, viva la vida que viva, cómo podría haber satisfecho las aspiraciones de su padre, si era al niño a lo que echaba de menos. Llegados a este punto sugiero cambiar de nivel de realidad, e ir a ver Toy Story 3.

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Addenda:
En primicia, o segundicia, la reseña de Inception según Álvaro, publicada en su facebook:


Origen es, sin duda, una de las mejores películas que he visto, y la encuentro al mismo nivel que Matrix (aunque le falta el Agente Smith :D). Guau, en serio, es que lo tiene todo: la dosis justa de acción (es decir, un huevo), sueños, tren...es, unos efectos especiales de la leche, un guión muy bueno y bien explicado...
Bueno, empecemos analizando el principio. Es difícil de la leche, así de claro. Te sacan a unos chinos, una peonza y al DiCaprio medio ahogado y no sabes qué leches pasa ahí. Luego, a los diez minutos, ya pillas el ritmo y el estilo de la peli, te empiezan a explicar conceptos y la sigues bien, pero vamos, que empieza fuerte XD. Además, más tarde el asunto se complica mucho y hay momentos en los que piensas “Me pierdo, me pierdo”, pero no hay que tener miedo, que todo está explicado ¿vale?. Llegados a este punto, para seguir con el post voy a tener que explicar un poco del argumento (nada que no podáis ver en cualquier blog, en serio): el prota, Cobb, es un especialista en espionaje industrial que tiene un método un tanto curioso; el equipo que lidera seda a la persona de la que quieren extraer la información y crea un escenario virtual en su mente (un “sueño artificial”), que el sujeto se ocupa de rellenar con la información de su cerebro. En ese “sueño” siempre incluyen un lugar seguro (una caja fuerte, una cárcel...), que el cerebro del receptor reconoce automáticamente y llena con la información que desea mantener en secreto. Luego, Cobb se inyecta un sedante, se introduce en el mismo sueño que el receptor y roba la información que necesita de su mente. Así de simple XDD Bueno, el caso es que un día un japonés le contrata para que haga lo contrario; introducir una idea en la mente del heredero de un imperio financiero rival para que decida disolver la empresa de su padre cuando éste muera (de ahí el título de la peli: “Origen”, el Origen de una idea, aunque deberían haberla traducido como “Concepción”, más bien...). Los personajes están muy bien, la verdad, y la peli también tiene momentos graciosos ("Tienes que soñar a lo grande, tío" -lanzagrazadas- PTUI-KABOOM!!!!)
Finalizando ya la parte sin Spoilers, os digo que es una peli MUY buena y muy entretenida, pero que te obliga a estar con la CPU mental a toda leche las dos horas y media que dura.

SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS

Fischer es un pobre pardillo, así de claro. Pero pobre chaval, joder, la de meneos que le meten para, al final, manipularle la mente...y la pena que me dio cuando entra, engañado, en su propia cabeza, abre la cajita fuerte de su padre...y se encuentra con su propio Rosebud...imaginario, porque eso sólo significa que, en el fondo, él, y sólo él, quería creer que su padre le quería. Es una mentira imaginada por él mismo, pero el pobre se lo traga porque piensa que está en la mente de su tío. Ahí sí que tuve ganas de meterle de leches a Cobb...cretino...¬¬
Y me parecieron muy guays las escenas en el segundo sueño, cuando están en la nieve. Parecía que estaban en el Call of Duty: Modern Warfare, o algo así...lol
Ah, por cierto, las proyecciones-gente de negocios de cara seria daban cague, ¿eh? XD

Bueno, la próxima peli que veré será un poco más facilona: "Los Mercenarios" (OOOOH!! Sesentones cachas metiendo caña!!) XD

(Buen punto lo del Rosebud imaginario, este Álvarez...)


 
La realidad flojea


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